viernes, 18 de julio de 2008

Debo hacerlo solo (¡y una leche!)

Tras un largo silencio, el desinteres generalizado nos trae de nuevo algo totalmente vano que pretende desviar miradas y ocultar la verdad... simplemente, distraer.
Una introducción que nada tiene que ver con el contenido, aunque aclararé que las comillas atrapan pensamientos y la simple cursiva, fuera de esta intro, diálogos, quizás...

Estaba todo planeado. O lo iría estando sobre la marcha. Claro que si, la improvisación era su fuerte y no le temía a nada. Ya no, no había nada que perder. Excepto... no, ella no tenía cabida en su mente, no podía interferir, no lo soportaría. La cuestión era si no la soportaría a ella o no soportaría su sufrimiento. Una leve sonrisa irónica.
"Deja de pensar en ella, Deck."
Tarde, su silueta aparecío al otro lado del elevador. Un sonoro tortazo frustró su intento de saludo sorprendido y afectado, y Dreal no pudo contener si histriónica risilla.
"Lo llamaron anomalía. Los robots eran programados para simular emociones, pero yo he visto como algunos las crean. Nunca hicimos pruebas con robots de aspecto no humano, pero encontrar uno descuartizado buscando desactivar su mecanismo de autodestrucción no es un hecho aislado."
Habia entre ellos un extraño silencio, como si todos supiesen lo que pasaba por la mente del otro y al mismo tiempo dudasen de su cordura. Sin embargo, Dreal tenia el cerebro en modo MP3 y meneaba ligeramente su carcasa adelante y atrás.
Iban los tres ensimismados, hacia los hangares.

jueves, 22 de mayo de 2008

Descenso

Entre los pliegues de la materia gris aun quedan recuerdos de aquello que fue destruido por lo mismo que trata ahora de salvar... y hasta aquí puedo leer...escribir.

Despertados sus instintos se levantó sigiloso, ágil y letal, y sin apenas hacer ruido atravesó la puerta y con un hábil movimiento impidió que el brazo de ella cumpliera sus propósitos, cogiendo en el aire su preciado arma, con el que había pensado acabar con todo apenas segundos antes.
Ahora estaba decidido.
Ella se dejó caer y las lágrimas brotaron.
Deja de llorar, vas a sufrir un cortocircuito. La levanto con rudeza y con expresión dura intentando ocultarselo... Ahora no digas nada y acompáñame.
Al menos prométeme que no usarás tu arma.
Nena, contigo cerca, no prometo nada.
Ceja levantada, ironía tatuada en la cara.
Qué no harás, con eso entre las manos a solas, en la oscuridad... Visiblemente dolida. Cara de circunstancias. No pienso acompañarte.
Hoy no cogería el coche, se dirigía abajo, a la superficie, donde el aire era irrespirable y la decadencia era tal que hasta se respiraba romanticismo. Pero del que dura 5 minutos y te mata. Hoy todo acabaría. La clandestinidad, el huir del pasado, había que girarse y pegarle una patada en la boca, cambiar el mundo o morir heroicamente. Ella era el motivo y no la que pudo haberlo sido, pero el detonante fue aquella noche lluviosa en la que le rompieron los nudillos. Pero el dolor nada tenía que ver, quizás tambien influian otros factores, como aquella cabeza dentro de un frasco, sus frustrados sueños de atravesar el cielo, el espacio, más rápido de lo que la materia puede, quizás acompañado de algún peludo amigo.
Desde lo que podríamos llamar ascensor recorrió todos los niveles de la ciudad, el bullicio se iba apagando lentamente hasta de nuevo aparecir convertido en estruendo y de nuevo reducido a un continuo murmullo, enigmático y profundo. No era normal ver a un humano allí abajo pero el equipo de respispiración de Deckard era tan vistoso que pasaba totalmente desapercibido.
La basura estaba tan amontonada que no se veía el suelo y caminar se convertía en puro equilibrismo. El rótulo roto dejaba ver lo que quedaba del nombre. Rick entró en el Abrev tirando la puerta, no era su intención pero el efecto fue inmejorable. Toda la parroquia se giró para observarle, incluida la máquina de tabacos, opiáceos y benzodiacepinas. ¿O era un traficante? En ese momento Deckard sacó su antigua placa y disparando al techo recomendó a losdesechos sociales que decoraban el antro a dejarle a solas con el dueño, sospechoso habitual.
Deck, ¿por qué has tenido que hacerlo otra vez?
Nostalgia, amigo.
Pero, ¡Esa máquina me debe 3500 dólares!
Cristales rotos.
Cuidado Dreal... Y ahora pásame la mercancía y recoge tus cosas, he tenido una revelación.
En silencio, pasaron al almacén ilegal de armas tras la barra, una tapadera perfecta, y más en la ciudad sin ley de los bajos fondos. Una ligera actualización para su arma. Riete tú del tunin'.

InComienzo

Vaya, el caos llama al caos, naturalmente, aquí comienza la versión, remix, herejía y demás términos aplicables. Si hasta tiene su intriga...


Silencio. Un mudo silencio que se vuelve ensordecedor. Un nuevo amanecer en una tierra devastada por una insoportable decadencia del continuo progreso. El cielo tiene un color irreal y el aire pesa demasiado. El ruido se adelanta a la luz y un hombre despierta. Desgraciadamente, no fue un sueño. El error se repetía, como cada noche, quizás, o al menos esa sensación dejaba. ¿Siempre había sido así? No. Siempre hubo tiempos mejores, pero ahora todo parecía girar vertiginosamente y continuar cayendo en picado. Pero todo podía terminar, había una manera…

El hombre que reflexionaba tumbado, sudoroso en la cama, buscó intuitivamente en el pantalón, pero algo faltaba. Sobresaltado, se levantó de un salto, mirando instintivamente todos los rincones de aquella lujosa habitación de tonos pastel. Algo no encajaba, y no eran esas horribles cortinas. La puerta del baño estaba abierta, y alguien se movía dentro. Allí estaba ella, ojiplática, sosteniendo como hipnotizada aquello que él estaba buscando, dispuesta a arrojarlo por el retrete.

Rescatado de entre el caos creciente del tiempo.

Prólogo de mi visión(sin revisar, con escasas espectativas de futuro, q podrán aumentar con el reiterativo visionado de los miles de extras y versiones del clásico, así como con la improbable relectura del original), cuya primera versión se perdío en los insondables formateos, pero que intentaré re-reproducir... uff, no tendría que haber cenado tanto...

Dentro de muy, muy poco tiempo, en una galaxia muy, muy cercana….

La humanidad se ha desarrollado increíblemente en el ámbito tecnológico, llegando a colonizar nuevos planetas y entrando en contacto con diversas formas de vida inteligente a lo largo y ancho de la galaxia. Pero incluso a este nuevo y heterogéneo sistema solar ha llegado la decadencia, la corrupción y la pobreza. La robótica ha avanzado tanto que las diferencias entre seres vivos y artificiales radican sólo en las emociones que, supuestamente, un conjunto de cables sería incapaz de sentir realmente, siendo capaz de imitarlos. Los robots, cyborgs o androides constituyen el mas bajo estrato social, tratados como simples electrodomésticos, destinados a obedecer órdenes, sin capacidad para negarlas. Sin embargo en un momento indeterminado, algunos seres cibernéticos comenzaron a desarrollar cierta inteligencia propia, independiente y comenzaron las insubordinaciones robots. En aquel momento surgió el cuerpo de los Blade Runners, una policía especial encargada de la “retirada” de los androides “defectuosos”. Para localizar a los androides, en apariencia casi idénticos a los humanos u otras formas de vida, se utilizaba precisamente un detector emocional que distinguía sensaciones reales de las simulaciones que producían los robots. Los científicos, maravillados por su capacidad para acercarse a la creación de vida, investigaban y creaban nuevas generaciones androides cada vez más perfectas al margen de la ley, para sacarlas al mercado con una vida media corta e inhibidores de conciencia para evitar problemas legales. En principio la policía no tuvo problemas en controlar y acabar con las unidades defectuosas, pero todo se torció con la serie Nexus, androides casi idénticos a los humanos. Cuando Deckard entró en el cuerpo, ganó rápidamente fama de gran detective, llegando a retirar más androides que cualquiera de sus compañeros. Nunca dudaba a la hora de disparar su arma, un regalo de su abuelo, antiguo general del ejército, con la que tenía una precisión mortal y a la que cuidaba con mimo. Sin embargo Deckard no odiaba a los androides, es más, no sentía ninguna clase de emoción hacia ellos, lo que le convertía en el más eficiente de los agentes, unido esto a su gran capacidad para descubrirlos… algo que no duraría siempre. Los Nexus 6, replicantes de última generación , eran tan reales que tras una larga persecución llena de problemas y situaciones confusas, tantas que se podría escribir un libro sobre ellas, o hacer una película de culto, llevó a Rick a sospechar la capacidad de aquellas máquinas a sentir como las personas, pese a tener un origen artificial.