Dentro de muy, muy poco tiempo, en una galaxia muy, muy cercana….
La humanidad se ha desarrollado increíblemente en el ámbito tecnológico, llegando a colonizar nuevos planetas y entrando en contacto con diversas formas de vida inteligente a lo largo y ancho de la galaxia. Pero incluso a este nuevo y heterogéneo sistema solar ha llegado la decadencia, la corrupción y la pobreza. La robótica ha avanzado tanto que las diferencias entre seres vivos y artificiales radican sólo en las emociones que, supuestamente, un conjunto de cables sería incapaz de sentir realmente, siendo capaz de imitarlos. Los robots, cyborgs o androides constituyen el mas bajo estrato social, tratados como simples electrodomésticos, destinados a obedecer órdenes, sin capacidad para negarlas. Sin embargo en un momento indeterminado, algunos seres cibernéticos comenzaron a desarrollar cierta inteligencia propia, independiente y comenzaron las insubordinaciones robots. En aquel momento surgió el cuerpo de los Blade Runners, una policía especial encargada de la “retirada” de los androides “defectuosos”. Para localizar a los androides, en apariencia casi idénticos a los humanos u otras formas de vida, se utilizaba precisamente un detector emocional que distinguía sensaciones reales de las simulaciones que producían los robots. Los científicos, maravillados por su capacidad para acercarse a la creación de vida, investigaban y creaban nuevas generaciones androides cada vez más perfectas al margen de la ley, para sacarlas al mercado con una vida media corta e inhibidores de conciencia para evitar problemas legales. En principio la policía no tuvo problemas en controlar y acabar con las unidades defectuosas, pero todo se torció con la serie Nexus, androides casi idénticos a los humanos. Cuando Deckard entró en el cuerpo, ganó rápidamente fama de gran detective, llegando a retirar más androides que cualquiera de sus compañeros. Nunca dudaba a la hora de disparar su arma, un regalo de su abuelo, antiguo general del ejército, con la que tenía una precisión mortal y a la que cuidaba con mimo. Sin embargo Deckard no odiaba a los androides, es más, no sentía ninguna clase de emoción hacia ellos, lo que le convertía en el más eficiente de los agentes, unido esto a su gran capacidad para descubrirlos… algo que no duraría siempre. Los Nexus 6, replicantes de última generación , eran tan reales que tras una larga persecución llena de problemas y situaciones confusas, tantas que se podría escribir un libro sobre ellas, o hacer una película de culto, llevó a Rick a sospechar la capacidad de aquellas máquinas a sentir como las personas, pese a tener un origen artificial.
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