jueves, 22 de mayo de 2008

Descenso

Entre los pliegues de la materia gris aun quedan recuerdos de aquello que fue destruido por lo mismo que trata ahora de salvar... y hasta aquí puedo leer...escribir.

Despertados sus instintos se levantó sigiloso, ágil y letal, y sin apenas hacer ruido atravesó la puerta y con un hábil movimiento impidió que el brazo de ella cumpliera sus propósitos, cogiendo en el aire su preciado arma, con el que había pensado acabar con todo apenas segundos antes.
Ahora estaba decidido.
Ella se dejó caer y las lágrimas brotaron.
Deja de llorar, vas a sufrir un cortocircuito. La levanto con rudeza y con expresión dura intentando ocultarselo... Ahora no digas nada y acompáñame.
Al menos prométeme que no usarás tu arma.
Nena, contigo cerca, no prometo nada.
Ceja levantada, ironía tatuada en la cara.
Qué no harás, con eso entre las manos a solas, en la oscuridad... Visiblemente dolida. Cara de circunstancias. No pienso acompañarte.
Hoy no cogería el coche, se dirigía abajo, a la superficie, donde el aire era irrespirable y la decadencia era tal que hasta se respiraba romanticismo. Pero del que dura 5 minutos y te mata. Hoy todo acabaría. La clandestinidad, el huir del pasado, había que girarse y pegarle una patada en la boca, cambiar el mundo o morir heroicamente. Ella era el motivo y no la que pudo haberlo sido, pero el detonante fue aquella noche lluviosa en la que le rompieron los nudillos. Pero el dolor nada tenía que ver, quizás tambien influian otros factores, como aquella cabeza dentro de un frasco, sus frustrados sueños de atravesar el cielo, el espacio, más rápido de lo que la materia puede, quizás acompañado de algún peludo amigo.
Desde lo que podríamos llamar ascensor recorrió todos los niveles de la ciudad, el bullicio se iba apagando lentamente hasta de nuevo aparecir convertido en estruendo y de nuevo reducido a un continuo murmullo, enigmático y profundo. No era normal ver a un humano allí abajo pero el equipo de respispiración de Deckard era tan vistoso que pasaba totalmente desapercibido.
La basura estaba tan amontonada que no se veía el suelo y caminar se convertía en puro equilibrismo. El rótulo roto dejaba ver lo que quedaba del nombre. Rick entró en el Abrev tirando la puerta, no era su intención pero el efecto fue inmejorable. Toda la parroquia se giró para observarle, incluida la máquina de tabacos, opiáceos y benzodiacepinas. ¿O era un traficante? En ese momento Deckard sacó su antigua placa y disparando al techo recomendó a losdesechos sociales que decoraban el antro a dejarle a solas con el dueño, sospechoso habitual.
Deck, ¿por qué has tenido que hacerlo otra vez?
Nostalgia, amigo.
Pero, ¡Esa máquina me debe 3500 dólares!
Cristales rotos.
Cuidado Dreal... Y ahora pásame la mercancía y recoge tus cosas, he tenido una revelación.
En silencio, pasaron al almacén ilegal de armas tras la barra, una tapadera perfecta, y más en la ciudad sin ley de los bajos fondos. Una ligera actualización para su arma. Riete tú del tunin'.

1 comentario:

Anónimo dijo...

migajas, ¿eh?
de momento solo anuncias blogs, algún día a lo mejor anuncias otras cosas menos interesantes ("acabo de decidir que dejo la carrera", "voy a probar suerte en California", "me caso"). etc.